Para superar la dependencia emocional primero debemos hacernos conscientes de que existe el problema, y que nuestras relaciones están afectadas por ello.

Para superar la dependencia emocional primero debemos hacernos conscientes de que existe el problema, y que nuestras relaciones están afectadas por ello, en mi experiencia clínica con mujeres a nivel transversal, muchas de mis pacientes que sufren este patrón vienen con una historia de relaciones fallidas, tormentas, y de formas vinculares disfuncionales que provocan gran impacto en su vida, repitiéndose una y otra vez.

Comprender que se trata de una adicción, aunque suene duro. A la base de una dependencia emocional, se encuentra un comportamiento adictivo o una personalidad dependiente, no solo en el ámbito de parejas, sino que también se repite el patrón en otras áreas de la vida, como forma de relacionamiento con otros.

 

Buscar ayuda profesional es muy importante, dado a que se debe identificar la raíz del problema que en la mayoría de los casos está radicada en los vínculos primarios, es decir, materno – paterno, la madre adquiere un rol de importancia puesto que este vínculo representa a nivel arquetípico la nutrición de la autoestima, la valía, en otras palabras, lo que sostiene el desarrollo de la identificación de lo femenino y posteriormente la autoestima. El padre por su parte representa la capacidad de hacer y logra, ambos vínculos deben elaborarse, sanarse y en el caso de que no sean de un aporte se debe simbólicamente renunciar a la influencia de estos en la vida de cada mujer o de cada persona.

Trabajar en el autoconocimiento y la elaboración de heridas emocionales, nos provee de la capacidad de hacernos responsables de nosotros mismos, por tanto, disminuye la adicción a vínculos, al refuerzo externo y a la necesidad de estar con alguien sea cual sea el costo, sino que nos aprobaremos, nos reconoceremos, logrando así la libertad emocional.
El trabajo psicoterapéutico permite la elaboración de nuevas estrategias de conducta frente a los vínculos y que apuntan al propio desarrollo de nuestra capacidad personal y el autocuidado, elementos básicos en la construcción de una autoestima sana.

También es relevante tener un propósito vital que nos devuelva el sentido, aceptarse y comenzar un camino nuevo, trabajando fuertemente en establecer un autoconcepto positivo, que disminuye el apego y nos hace sostener la autosuficiencia hacia nuestra persona.